25 feb 2013

La tregua

Lo importante era tiempo. El rescoldo y la mano adolescente que lo aviva. ¿Cuántos días sin tregua? Y la sospecha: ¿hacia qué página se engañaron los protagonistas, pensando que el candor del aire sería duradero? Tuvimos la semilla en pago, y el saber doliente del que nada sabe de sus sentimientos. Y aquí, allá, y a mitad del juego, la luz rompiendo a nuestro paso, el ruido y la señal dudosa del silencio.

Pero resistid, cuadros, estancias, aliento, primavera. Hacedla perdurar más allá del ideal que siembra entre nosotros la imprudencia. Dejad de sí los íntimos desvelos del hogar, la tarea diaria, la expectación cumplida y la costumbre misma del que a cambio nada espera.

Pues si aquello que ya entonces casi era, no hacía en su excepción encantamiento; entonces, estos días no son luto, sino blanca espera que madura el fruto y la ternura.