6 nov 2012

Irresponsable

La tarde, sin embargo, se abre paso.

A diario cruza ante nosotros, 
que ya solo ignoramos.

Encallados en la luz de marzo,
domamos lentamente la paciencia,
muchas veces excesiva,
del que alumbra su razón en la jornada.

Sabemos que cualquier oficio es raudo.

Dime, pues, qué importancia daremos 
a la necesidad de comportarnos
como auténticos salvajes, 
mestizos implacables
huidos de la inercia del sistema.

Así vendamos nuestros días,
y gastemos lo invertido en algo...

Que el sueño de ser alguien mientras tanto,
al tiempo nos empuje y nos retraiga
hacia el feliz entendimiento
de no haber sido necesarios.