12 feb 2012

Por qué otra tierra

Demostrar, soñando tú en la rueda,
la fuerza que destilan los salvajes
bebiéndose el absurdo a la intemperie.

Febril empeño del que fuera.

De torvas convicciones,
a ratos enemigo del hogar
o dueño imprevisible en la marea:
quería demostrarte a ti, padre,
eterno navegante vagabundo,
que yo también podía prescindir
de toda permanencia, y encallar
allí donde la niebla nos consuela.

De tal error nacía mi vergüenza.