27 feb 2012

De juegos ideales

De niño inventé, padre,
un reino que ampliaba tu medida.

En él eras terriblemente alto,
bueno, paciente y entregado
hacia nosotros, los ausentes familiares.

Tenías en mi reino
rostro de poeta
y manos de humanista
consagrado.

Ahora bien, asumamos,
padre mío, amantísimo padre,
que tiempo ha te fuiste.

Aquel niño toma a diario
una medicación que contrarresta
solo con tres o cuatro cafés diarios.

Y de ese reino solo queda
el recuerdo de un hombre
que prefería gritarle a su hijo que saliera,
en lugar de llevarle a jugar acompañado.