21 feb 2012

De por qué desconfiar de la gente refinada

Aún cabe suponer que educación y empatía sean cosas distintas, por no decir totalmente opuestas. 
 
Si observamos la primera desde la perspectiva del aprendizaje, no debería ser especialmente complicado llegar a la conclusión de que la educación es las más de las veces la simple fórmula que solo garantiza la expresión de un respeto de acento rancio e improbable.

La empatía, no obstante, se basa en la respuesta emocional "directa"contextualizada en el entorno afectivo. Esta expresión asertiva, pese a darse casi siempre bajo las directivas de la intención consciente, solo puede producirse en el marco de la espontaneidad, cualidad directamente relacionada con el magma de las emociones que rompen libremente la presión social para dar lugar a cierta concepción arquetípica de lo genuino.

De ahí que la mayoría de los psicópatas sean, según sus allegados del telediario, gente "normal", "respetuosa" o incluso "encantadora"; mientras que las personas de buen corazón tengan las más de las veces ese deje vulgar que suele emanar de la falta de previsión concerniente a las reacciones del entorno.