31 ene 2012

Despedida



Si no albergara en ti la idea de retorno,
cualquier edad sería una.

Sea, pues, tu sola vocación
la hazaña de vivir unida
al ser que amaste desde siempre,
que fuiste desde siempre y sin creerlo.

Sea, simplemente,
pese al tiempo o la tibieza.

Y ojala jamás recuerdes
instante alguno que enmendar debieras.

Ya que entonces,
después de comprender con extrañeza
que ni perdón habrá, ni juicio
en que templar la fría opción que preferiste;
después, decía, de aquel hondo crepitar, 
entonces imprudencia de los tuyos,
acaso trates de volver adonde fuiste
estatura misma de los otros,
entonces también niños sin saberlo.

De ser así, elige tu destino ciegamente.
Insiste siempre, en nada te arrepientas:
no dependa tu nombre de tu historia,
ni requieras de argumento en tu locura.