11 nov 2011

La sangre previa

I. La hoja del puñal abarcó la herida lentamente abierta desde su nacimiento. Solo al enterrar el afilado estigma por su pecho, dejó de sentir vergüenza. 

II. "Yo también soy prescindible", supuso el vástago perfecto de la tempestad. "También soy frivolidad, reacción casual o espejo". 

II. La mujer que lo salvara, rió sonoramente, adivinando la textura del ensueño.  "Continúa", le ordenó en silencio. "La vanidad de tu locura fue semejante al firmamento. Ahora solo hay un puñal sobre la herida abierta de tu pecho".