13 sept 2011

Grandes esperanzas

¿No sentiste alguna vez, al escuchar la ridícula conversación anónima de aquel bar de moda o al salir en busca de algo más hermoso que aquel frío en la conciencia, que tu lugar no era ese al que acudías, que todo lo que deseabas en verdad pertenecía a otro más mediocre, más feliz o más perfecto? Que resultaba impropio adorar la común plenitud de las banderas: tu lugar ya era viento encadenado a los paisajes que no debías transitar junto a los otros.