27 jun 2011

Mecanismo

Nada nos demuestra a nosotros mismos más control sobre nuestras acciones, que el poner fin deliberadamente a un proceso que, de permitir que continuara sin más por su cauce natural, podría durar mientras los años duren. A esta clase de prepotencia, se la suele denominar “madurez” o “sacrificio”, sin que en ningún caso podamos dar más de dos o tres pasos más allá de la impostura de habernos separado de lo que ya podría haberse convertido en otra hermosa pieza del mecanismo de nuestros corazones.