Si a ud. le dijeran que tiene que pasear con los ojos vendados por un camino transitado por negros escorpiones, y que después de llegar al final del sendero, alguien retiraría la venda de sus ojos diciéndole que la responsabilidad de su paradero es suya, suya y nada más que suya: ¿qué cara de tonto se le pondría?
Pues esa es la mueca de disgusto que se me queda a mí por cada vez que alguien me dice que tengo que ser positivo con mi situación.
Maldita voz de la experiencia.