14 may 2011

El antídoto

Desconfía siempre en lo posible
de la onírica belleza
que tu mirada urdiera en lo que amas.

Levanta de ese modo el muro
que, por tu propio bien,
no puedan franquear tus ilusiones.

Si el sagrado influjo de esa luz
también te abruma, entonces duda:
desprecia sabiamente lo sagrado.

Aprende lentamente a verlo todo,
que al final tan solo has de creer
en la visión que solo el tiempo corrobore.