12 abr 2011

Noche cerrada

Hay un momento para la miseria, el filo, la sombra acristalada del silencio. Un lugar que solo alcanzas tú cuando eres viento y en la noche juegas a asombrarme. Ahí también te pienso. Ahí soy también niño. Niño inconsecuente que no sabe si pretende reencontrarte o dolerte en todos los parajes que el azar devuelve a su apariencia. Imagina que ese niño te contara su secreto y que el mirlo más oscuro consiguiera comprenderlo. Imagina tan solo ese momento, y dime: ¿qué conservas todavía de esos días en que el sol se pone tras de nadie y una fuente se desborda de tanto sostenernos? ¿Y qué sabemos nosotros del amor, dime, de la flecha que, una vez arrojada, debemos perseguir a diario para razonar su movimiento?

Intenta contener la luz que necesita este misterio.

Y ahora dime qué sabemos.