23 abr 2011

Luz invisible


Sutil misterio, el de tu ir y venir por la trenza que nos une. Cada escena que tejemos, sugiere un coloquio con tu ausencia. Ya solo intento tener fe en las luces que no queman, rojizas impresiones sobre el fondo de mis párpados, de este inhóspito escritorio o de esa máquina de afeitar eléctrica. No es para menos... El alumbrado naranja de la calle, me recuerda que debo sonreír ante los astros. Y tú aún no lo sabes, pero eres heredera de Blake, de sus bodas entre ángeles y bestias.

Sutil misterio que la palabra no revoca, el de tus labios cardinales, el de llamarte siempre por tu azaroso nombre...