31 mar 2011

Impaciencia

Como el actor que poco o nada finge merecer (o demasiado, si la ocasión es válida también desde la trama). También como todo aquel que se sabe envuelto en la función de la que solo intuye un extraño argumento, apenas entrevisto en la inflexión precisa o en los ojos que delatan. A ese, todos dicen: “te estamos conociendo. Ejecuta con nosotros el plan que nos atañe; se, por tu propio bien, uno más entre las máscaras. Aunque te creas engañado, por tu propio bien, insiste”.

De ese modo, la vida se presenta siempre irresoluta, de ahí su hermoso vaivén de noches y verdores.

Como el actor al que tanto sorprendiera su propia incoherencia, la tentación de comprender me habita, predispuesto a la piedad o al odio. Hambriento de cualquier sabiduría mundana.