6 nov 2010

Reducción al absurdo



Una vez servido el drama ético, el camino de la perfección va directo al vacío. Y la ciudad canta, llena de animales que deben alumbrar. Su naturaleza es refinada y contradictoria. En sus genes confunden matices estéticos, profundos afectos y metas crueles. Herederos de dioses bestiales, muchos consideran un mero artificio el juego del arte. Mientras, otros danzan sutilmente, y los hay que contemplan el cielo desligada su percepción del presente.