17 nov 2010

Perversiones

1. Para empezar, cualquier historia en la que intervenir, siempre se nos presentará sesgada. A esto habría que añadir que no hay normas. Y lo cierto es que cualquier juicio que podamos realizar sobre los demás o sobre nosotros mismos, puede venirse abajo en el momento crucial.

Dicho esto, ¿qué impresión puede mantenernos en discordia? No hay valoración moral que no esté envuelta en los vagos perfumes de la imaginación.

Y, sin embargo, tenemos que considerar que el mal existe. Justificado o no, existe.



2. En cualquier cultura “aún por desarrollar”, repito: en cualquiera que a día de hoy siga cometiendo las mismas atrocidades amparándose en algún principio religioso o político, habría que preguntar a las víctimas de dichos crímenes, pertenezcan o no a una de esas sociedades, sobre la legitimidad de tales aberraciones.