Deambulamos los dos,
—yo, perfil nublado,
más otro incomprendido que no es nadie—,
por paisajes no propicios a la mística
de los viajes interiores.
Aun así, reconozco de memoria los lugares
de los que traje un viejo souvenir
ofrecido como máscara y espejo.
(Escribo para el otro este poema:
necesito en estos días que abandone
la suma de presencias que aún frecuenta).