12 jul 2010

Sistema

No le debo a la locura de la gente
más que el desprecio,
tenazmente aprendido,
hacia una naturaleza múltiple
de fácil egoísmo e inocencia.
He participado tantas veces
en grotescos festejos,
tantas veces en el crimen legítimo,
he doblado tantas veces
la violenta bandera del silencio,
que a menudo me comparo
con aquellos que alimentan
su juicio con el juicio del más fuerte.

Sabed que os odio, hombres de a pie
que os beneficiáis del juego de la muerte;
sabed que ya he manchado mis camisas
evocando la lid perdida contra corriente.

Podéis acusarme, si es lo justo.

Ahora corroboro aquel principio
que me aleja de vosotros,
vacíos hombres de a pie,
vencedores del llanto inerme.
Vacíos, vacíos, vacíos…