28 may 2010

Posibilidad de pérdida

Sabes que volverás solo
cuando ella busque el tiempo entre tus manos.
Cuando ella encuentre y busque y hable,
porque tu dolor fue extraño y todo eso,
sabes que volverás solo a donde duermes
un sueño cabal, justificado a veces
por tu condición de amante enemistado.

Si aún entiendes que no es tarde
—porque nunca es tarde para siempre—,
recuerda aquel verano sin dureza,
sométete al amor y dulcifica
con un gesto la brisa que te ofrece.

Cuando ella busque el tiempo entre tus manos,
entrégale un reloj que atrase tantos días
como sombras guardas hoy en tu cabeza.

Pues sabes que no hay dolor
—aunque lo niegues—
que pueda repetirse si ella accede
a buscarse a sí misma en tu inocencia.