10 abr 2010

Malos tiempos

No es conveniente
esperar la tragedia.
Siempre llega cuando menos se la espera,
en el instante más sencillo,
cuando cortamos la raíz
más secreta de la flor, ahí está
la tragedia despuntando en los jardines.
Nada más trágico
que esperar la muerte en los tranvías,
que llorar por lo que serán
los inevitables gritos,
los accidentes
de la perpetua impaciencia.
Y no hay forma de saberla aprendida
cuando ya ha venido:
siempre llega por primera vez
para no irse nunca,
para decirnos lo que somos al oído.
Pues hemos sido siempre en ella,
el mundo se aniquila desde el alba
en un juego de violentas autorías.

La tragedia vendrá…
(No la esperes más despierta.)

Sueña siempre que ella es la importancia
que le damos a la suerte,
al injusto azar que nos complace
con más de lo debido,
que nos rechaza también
con lo que creemos suficiente.

Y aunque la fortuna te desprecie,
recuerda que la tragedia siempre nos acoge
en su hogar vacío, siempre al desnudo…

Siempre atravesando la intemperie.