14 abr 2010

La otra libertad

Desplegué las alas de la fiebre.
Unas alas formidables,
que aún tratan de elevarme
contra el viento que enfrenta la locura.
Mis actos no se miden
con la aprobación ni el miedo:
mis actos son el vuelo
que anida en las hogueras: raudo va
tras la muerte que renuncia
a morir arrepentida de su sueño.
Sí, de todo me arrepiento.
Del llanto, de la sombra,
del azul enigmático que dejo.
De todo. Y porque a veces vuelo
en contra de los astros salvadores
o del viento que parten los vencejos,
no puedo resarcirme
más que hiriendo sin prudencia
la falsa luz que muere en estos cielos.