9 mar 2010

Nostalgia del infinito

Ahora queda un sutil velo grisáceo,
tienen los días
la vacua manera del orden.
Y las aves ya se sienten prisioneras
de un vuelo que se niega
a detenerse para siempre.

El precio es estar cada vez más cerca.

Ahora sabes que el cuerpo,
en su callada cerrazón de soledades,
no puede competir
con el tiempo que solo tú interpretas.
Antes todo eran distancias que salvabas
con el llanto en la cúspide del juego.

Ahora, rota tu alianza con la vida,
el niño aprende
desde esta silenciosa densidad
un falso lenguaje que niega sus respuestas,
que fragmenta en dudosas percepciones
el mundo que hoy supones terminado.