5 mar 2010

Negación del tiempo

Salí a buscar la eternidad.
Profané con pasión los cementerios.
Igualé la rabia taciturna de los santos.
Pernocté en salones nocturnos, malolientes,
cóncavos salones de inútiles hallazgos.
Eternidad es el lazo que la muerte
estrecha con otra soledad que se avecina.

Eternidad eres tú, amor que acaso esperas
recobrar la vergüenza perdida en tus espejos;
tú y tu canción sencilla
hambrienta de otros cielos casi vivos.
Adivinas la oración que no podrás negar,
porque no son tuyos los motivos
que justifican tus noches en silencio.

Tengo, eternidad, tu fiebre ya madura
ardiendo en todas las esquinas de mi sueño.
Tu azul de fuego es la verdad postrera
que determina los caminos
vedados en nombre de la duda primitiva.