7 mar 2010

Intuición tardía

Aun cuando la siesta ha sido larga,
necesito demorar, prófugo ser a solas,
mi juego de no estar en todas partes.
Necesito detenerme ante la luz vencida
de la tarde en camino.
Y así, releer cada silencio,
releer el motivo ya soñado
sin voz en el asombro
que pudiera contener mi soledad.

Alargar cada segundo hasta el ahora,
huir, llegar tarde al delirio cotidiano
de ser también lo que codicio amando,
aunque aún no pertenezca a los demás.

Solo necesito un rato diferente, inmóvil
entre la ambigua interpretación de un sueño
y la vida que ya no puede tardar.