17 mar 2010

Inconformismo

En el mal poema que escribo para mí mismo,
un objeto imprevisto
anuncia que esta encrucijada
es de nieve y de espanto.
Y ya no quedan respuestas para mí
que no alimenten nuevas flores o preguntas.

Hablo para todos desde el limbo de la fiebre
que allana los caminos
con su sed encendida de espejismos.
Porto en mi silencio el mito ciego de la luz.
Y mi corazón es el perro que se oculta
entre fieles afectos y lunáticos instintos.

¿En verdad crees que habrá un sitio para mí
en este laberinto de patética blancura?

Ven, abramos en el mar otro destino
más fácil de alcanzar
que un estático infinito de cadenas.