14 mar 2010

Hipótesis sobre la eternidad




Escritas estas líneas desiguales
a fuerza de asomarme
a ese desierto insomne de la soledad,
algún día podrán pertenecer sus ecos
a alguien que nada sepa sobre mí,
nada sobre aquellos que también me hollaron
cuando más alta era su forma de tenerme.
La literatura, con sus llamas y sus juegos,
está ardiendo desde antes de quemarnos.
Y si estos versos sobreviven tercamente
a mi propia franqueza,
serán sus límites de escarcha rumorosa
—no mis horas sin ti, mi única vida—
el barro del que algún lector hipotético
podría llegar a moldear
una imagen más clara de su propia locura.

Así pues, si estos versos sobreviven
a la extraña noción que aún tengo de mí mismo,
sea porque tú, que nada sabes
sobre alguien a quien no le debes más afecto,
encuentres por mí lo que yo he perdido
en el esfuerzo inconsecuente de reconocerme
tras las líneas desiguales de toda literatura.

Estos versos también son tuyos, lector eterno.
Rómpelos o hállate en ellos, a su vez desnudo:
pues la palabra solo alcanza para eso.