21 mar 2010

El suicida

Tengo el macabro privilegio
de haber elegido más de mil veces mi muerte.
También la vida es fuego
que arde sin control, desesperadamente,
que pende de un azar insomne,
imposible de calibrar en su dominio
de golpes a traición y amores imprevistos.

Acaso para ser felices,
debiéramos gobernar por siempre
el grito espontáneo de dolor
o el llanto inútil tantas veces consumado
sin el ilusorio permiso que negamos.

Toda verdad puede ser sentida en la locura.
Mas ese no es motivo de esperanza.

Yo me entrego a desmesurados placeres
que arrasan lentamente mis entrañas.
De entre todas las muertes posibles,
tengo el macabro privilegio
de haber elegido precisamente esta,
que ennoblece por la intensidad de su belleza.

En mi mano duerme aquello que es eterno.
Mi muerte será mía,
así poseeré el dudoso aire que respiro.

Fuera de mí se gestan
los absurdos caprichos
que enloquecen la inercia de la vida.