13 mar 2010

Dos metáforas vitales

I

Tenías razón:
es agua la vida.

Cuánto más intento
controlar su destino,
más desesperadamente

rompe

contra mis ansiosas manos.



II

Para que entiendas,
para que reconozcas acaso,
en qué árida tierra
hunde sus primeras raíces
el árbol que soy —el ser de mi espera—,
te entrego los frutos
de una primavera consciente,
anunciada, tal vez,
por la muerte de un mirlo
que aún vuela en la noche.