2 mar 2010

Comprensión del instante

Todo estaba dispuesto para el amor.
Había flores —flores del amor en vela—
donde soñamos, casi niños ciegos,
que la duda no nos convendría.
Había espejos también donde la lluvia.
Donde la muerte,
la explicación sencilla
de un profesor a su último alumno.
Todo estaba dispuesto.
El sol, la tarde, tu rostro en mi retina.
El mundo nos esperaba en silencio,
con la palabra huída más allá del instante
en que los pájaros regresan del frío.

Fue tan claro el joven abismo de hallarte,
tan simple el camino que abrir en la noche…
Que no supe avanzar sin perderme
en vanas preguntas sin luz,
ni en torpes temores sin nadie.