20 feb 2010

Confidencia

Antes yo apreciaba el gesto enmudecido,
el acto que revela, oh presencia que aún sugieres,
oh intuición que a veces vuelves de la sombra…
Y también la pregunta a responder
desde el silencio que acontece
ante vastas sensaciones sin historia.
Escuchar era solo otra manera
de conversar con la inocencia que se pierde
tras los altos pensamientos de la noche.
Todo apenas aprendido. Y sin embargo…
Sin embargo la palabra ya sabía
interponerse entre la claridad y el gélido
conocimiento innato de la muerte.
No más silencio. No más noches tras la casa,
no intentado comprender lo ya sabido.
Si surge la ocasión de suponer otro destino,
no debiera perdurar este poema
que cruzo solo con la materia de mis cielos,
con el impaciente vacío que llena este silencio.