11 ene 2010

Cenital

Ardí bajo tu luz.

Ensanché mi conciencia tras el drama,
escuchando un temblor delicado,
la intuición solemne del ser,
el naufragio del alma en la desnuda
explicación de lo prohibido.

Pero el amor ignora lo terrible,
el amor juega a la inconsciencia
atormentada por la dicha
de lo que nunca pudo demostrarse.

Y en tierras de luz árida
abandona sus estrellas vacilantes,
y se contagia de ese fácil aroma
que impregna la inocencia de los árboles.

Ardí bajo tu luz.

(El deseo es ese tiempo que nos quita
aquello por lo que tanto deseamos.)

Ardí en tus manos y en tu llanto
de inexplicable voluntad de fuego.

No sé de amor más cierto que el vivido.