21 ene 2010

Autorretrato de nadie

Por pintar de luz el gris de mis entrañas,
necesitaría de un lienzo blanquísimo,
de un pincel y una llama
y un óleo impreciso de fuerzas
más fuertes que el olvido.
Imito el simple ruido de mi padre,
dentro de mí hay inertes palomas
en bandadas de sangre.
Estoy enfermo en la luz contagiosa
que mi madre lloraba
en las noches febriles sin nadie.

Por pintar de luz el gris infinito
de un mundo invisible, he dado contigo,
testigo indolente que observas
el fuego continuo del aire
en que mi corazón se ensancha de frío.

No soy yo, ni es el hambre.

Me observa el dolor impreciso, la nada
de aquel que me sabe implacable.