1 dic 2009

Tres aforismos para la madrugada

Solo el ingenuo y el descreído se niegan a reconocer la verdad.


A veces me da por leer para intentar recobrar algo, no sé muy bien el qué, que hace tiempo siento perdido entre los pliegues de una felicidad que bien podría ser fingida.


¿Si no me lamento furiosamente por la dignidad perdida, cómo voy a poder defender el otro poco de dignidad que aún me queda?