23 dic 2009

oculta

Ya no merecerá la pena
que al sufrir nos mintamos tanto.

No estarás rompiendo con la noche,
como yo contigo ante la fuente,
ni en el vino que atempera la fortuna…

No serás la querencia pensativa de los días.

Precipitado en ti como en la nada,
huyo sin invadir contigo
las mismas estaciones imposibles
que pasan cuando sabes que vacilo.

Pues de no poder ser otra, nada seas…
Y nada cambies,
tan dudosa y clara te prefiero,
como el cuerpo adolescente que tropieza
en orillas fortuitas de la vida.

Alójame en tu luna de diciembre:
la única mentira verdadera
será el llanto de los niños que ya fuimos.