13 dic 2009

Apunte sobre lo poético

No sabría decir si en mi vida hay algo de eso que llaman verdadera poesía. Sí sé que siento nostalgia de una existencia más hermosa que esta que a diario trato de atrapar en versos tal vez demasiado leves. En cualquier caso, si logro observar la realidad desde la perspectiva subjetiva de la belleza, dicha percepción no deja en mí impresión alguna a la que poder remitirme para analizar sus causas o sus límites.

Es de suponer que la realidad corriente y sus alteraciones poéticas, son, dicho del modo más común posible, agua y aceite. Categoría absolutas que, de aparecer alguna de ellas con cierta viveza ante mí, mantienen en mi conciencia la sutil impresión de haber permanecido latentes en ese mismo lugar desde siempre.

En verdad es simple: donde una falta la otra resplandece. Lo más probable es que la realidad corriente adolezca de la poesía, pero solo en la misma medida en que yo adolezco el excelso olvido de estas calles manchadas por la tediosa rutina; de ciertos enemigos vulgares. Incluso de la poesía misma que no logro evocar para salvarme.