19 dic 2009

Actores secundarios

Y quizá debería desnudarme
ahora que los más perspicaces
—este instante ya rompe en el enigma—,
me observan felizmente
con la sutil indiferencia cómplice
de los que nada saben de sí mismos.
Ahora debería arrojar a la calle
este traje tan convencional
de discretas tensiones y miserias.

Y entonces,
estrenar contra la noche nueva
otra conversación esencial
que lacere lentamente mi vergüenza.

¿O acaso debería arrodillarme
ante una luna misericordiosa y triste?

Si me desnudo, estaré solo.
Si me arrodillo…

Supongo que en la vida es preferible
seguir sin más como hasta ahora:
vestido solo con los grises andrajos
que este mundo humano, demasiado humano,
suele procurar a los actores secundarios.