2 nov 2009

Derrota del soñador

Has negado, con infinita paciencia,
los signos indelebles que vienen de la noche.
Estar en ti es ya bastante. Pesa tu vergüenza.

Has negado, sin saber siquiera tu destino,
los altos signos que tentaban tu futuro.

Conténtate, si así lo quieres,
sabiendo que a ratos sufriste en tu silencio.
Celebra el tibio advenimiento de la noche
creyendo que sólo tú leíste el libro
que no podía sino hablar sobre ti mismo.

Mira: esta ciudad que has comprendido,
es la indolente testigo que ignora tu derrota.
Han caído ya tus ángeles.

Y acaso no existieron nunca
aquellos locos soñadores
que un día despertaron a la sombra
de su propio imposible.

Ya sólo puedo aconsejarte,
si es que algo esperas,
seguir empecinado en tu caída
y soñar como león lo merecido.

Pues el fracaso es ahora la mentira misma
que te salva, no lo niegues,
de jugar en vano al vano juego de la vida.