27 oct 2009

Recomenzar

Imposible quererse siempre.
Ni siquiera al tratar de asumir
las últimas renuncias
—altas todavía, e imposibles—,
esas que toleraremos sólo comprendiendo,
ni siquiera entonces
te decidas a saberme
ángel triste o paisaje eterno.

Mejor huye conmigo por los años
negando la importancia de toda soledad,
de ese claro infierno ineludible
que es tener tan sólo
la torpe compañía de uno mismo.

Y entendámoslo, amor,
es todo cada vez más simple.
La verdad es un tiempo indemostrable,
y no podemos querernos cada día
sólo porque fracasen en su anhelo
los únicos relojes a los que confiamos lo pasado.

Aún habrá errores impensables
cuyo único perdón posible
sean la distancia más oscura
o un silencio más dudoso que el olvido.

Mas yo también creo, amor,
aunque apenas lo diga con certeza
por pretender también otra inocencia,
que nadie puede saber siempre
habitar un mundo tan hermoso,
porque este a veces se deshace
en una duda, una traición
o tras una última palabra de esperanza.

Es todo cada vez más simple…

¿Y no será el amor esa inocente deuda
que debemos de pagar para recomenzar intactos?