8 oct 2009

Qué se le va a hacer, amor…
Si esta vital distancia se vacía,
y, aun así, la lluvia de los años
nos sigue conmoviendo como a niños.

Si igual que ángeles perdidos,
caemos cada noche de la luna.

Es fácil amar un triste sueño,
hasta que algo más te nombra o se me triza
al ritmo de ese último poema
que no hay forma de escribir de nuevo.

A veces pienso que el destino
es sólo la eterna amenaza del silencio,
la sombra de ese río que pasa hacia el olvido
mientras regreso algo más viejo del infierno.

Mudo de esperanzas, me sincero contigo.

Pues para ti reservo la palabra verdadera,
la que todavía no he medido
a fin de hacerla más común
a oídos de la gente que juzga mis secretos.