25 oct 2009

El veneno

No hay tal veneno.
Sólo la seguridad de estar despierto
cuando toda noche se avecina
desde la incierta soledad de lo que sueñas.
No dejes que haya quien te quiera
temeroso de esas duras tempestades,
ni desnudo ante los fríos ojos del invierno.
¿Tú también has visto el buen final
que debería correspondernos, a nosotros,
los injustamente heridos
por la afilada sombra de la vida?

No hay tal veneno en la palabra.
Sólo una razón que hemos juzgado
más poderosa que cualquier silencio verdadero.

Pues el daño tiene hoy la misma altura
que supones comprendida en tu futuro.

Y el futuro, tu futuro,
es el mismo humo que alimentas
si te sueñas despierto, e inevitablemente
se avecinan en tu nombre la esperanza o el olvido.