17 oct 2009

El asombro de reconocerte

¿No exige el silencio que cantemos?
En soledad nos invita el canto
a escuchar tras de sí
un silencio tan hondo
que apenas se escucha en nuestros actos.

¿No lo oyes, amor?

Es tu propio silencio, que abre un lugar
ante el asombro olvidado
de la azarosa sospecha
que nos convierte en extraños.

Es tu silencio, amor,
tu silencio el que dice,
el que nos hará confiar
en las reglas de un viejo juego,
el que se presta a soñarnos
si, por callar, no somos más
que jugadores cansados
de suponer lo que saben.

Aun así, hablemos otro rato más largo...
Quizá ya nos conozcamos,
así tu silencio sería también esa voz
que yo mismo he inventado.

Pues en el asombro de reconocerte
acaso deje de sentirme un extraño.