27 sept 2009

Ultrarrealidad

Tú que sufres las calles siempre grises
y los barrios donde la miseria se aparece
como un ángel cansado y sucio,
y también perdido, y asustado y triste…

Tú que observas tu reflejo en los escaparates
como si al final también supieras
cuál es tu verdadero lugar en el mundo
o más allá del mundo:
en esa realidad sagrada que,
antes o después, habrá de pertenecerte
como te pertenece cada día
la desoladora nada de estas calles.

Sé que sufres porque sabes
que la verdad es tan injusta como la mentira,
que en las calles el paraíso es una trampa
de jeringuillas y anuncios invisibles;
porque sabes, y eso basta mientras tanto
para condenarte a la inquietud más fría.

¿Qué será de ti tras esta noche,
si ninguno de nosotros se siente más culpable
de lo que en verdad somos por negarte,
por negarnos otro mundo?

¿Y qué será de nosotros si esta noche
no creemos más en la vana caridad de los mayores?
Ni en vosotros, ángeles sonámbulos
que pasáis por el mundo mendigando
una moneda silenciosa e inmerecida,
un resto de gratuita bondad sin condiciones.