7 sept 2009

Memoria de un amor

La misma pasión
que hemos desperdiciado luchando,
retorna en una mirada desnuda
si nuestros ojos, a solas con el ayer,
se corresponden recordando esa luz
con cansada ternura.

Nuestras cenizas son el fuego
que arde, invisible,
en las noches de ausencia.
Y hoy estás en las fuerzas que he sido,
con la misma intensidad de una imagen
traída por primera vez al tiempo de la infancia.

Te pido que tengas en ti la sombra terrenal
que fue en toda claridad mi corazón.

Y está escrito que ya hemos aprendido
a oscurecer los vanos límites del cielo,
que, con tal de alcanzar la altura de un buen verso,
fuimos capaces de romper soñando
la inútil simetría de las horas,
negando siempre la verdad del último momento.