12 sept 2009

La música

Tardes que podrían dividir el mundo
llenándolo apenas de cualquier futuro,
pequeños horizontes de un segundo,
horas infinitas para esa feliz anestesia
que el ocioso verbo del poema
no podrá describirme de nuevo.

Y sólo algunos días, la música.

Irrepetibles notas resonando entre nosotros.
Tristes canciones de amor,
inaudibles, tristes, casi odiosas.

¿Es siempre la misma música imperfecta,
que nace sin quererlo de la nada,
justo en el inmenso espacio que nos falta?

Dancemos, pues, al viento en esta tarde,
sigamos el ritmo colérico de ese caos luminoso
que juega a contrariar nuestros silencios.

Dancemos. Que la música del mundo
no pase de largo ante nosotros,
que no se nos olvide el sueño de elevarnos
entre la común pesadumbre
y el hastío de calles otoñales.

Que tu paso tras esta hermosa locura
sea siempre más ligero
que la tarde eterna en que encontrarte.