26 sept 2009

El lado roto del espejo

El día que para ser feliz
tengas que entretener a tus felices allegados
con la inútil narración de todas tus miserias,
cuando comprendas que un ángel
es devorado cada noche por tu odio.

El día que tus palabras sean ruidosas y solemnes,
acaso trates de contarles a todos
que hubo un tiempo en que tú también fuiste
elegido por todos, que por todos
fuiste escuchado y comprendido.

Y si caes, si fracasas,
si entiendes que en verdad no puedes,
que no pudiste nunca ser igual al resto,
si ese día llega como una maldición
imposible de eludir, y te delatas…
Ese día acuérdate de mí, piensa
que yo también estuve donde estás tú ahora,
en el mismo centro corroído de la nada.

Piensa en mí y entiende
que si alguna vez te pareció que mi conducta
era desproporcionada, soez o ridícula,
te diré que a día de hoy eso a nadie más le importa,
acaso porque a día de hoy yo también detesto
a todo aquel que ya no puede actuar de otra manera.