14 ago 2009

Y no te arrepientas nunca

Sueña, y no te arrepientas nunca
de haber creído vanamente
que otra sombra, en la distancia,
iluminaría la misma oscuridad
que tan humanamente guardas.
Nada puede llenar la soledad
de los que portan la negra herida
abierta por los más próximos,
esos a quienes tanto se ama en exceso,
cuando deberíamos huir hasta perdernos.

Sueña y piensa que ciertos sacrificios
añaden valor a la voluntad del hombre.
Entiende que quien ha sufrido una vez,
acaso luego pueda recordar una razón
que sirva de consuelo al mal inevitable.

Pues, si es cierto que quienes pueden amar
tienen una terrible capacidad de sufrimiento,
suya será la hermosa soledad de los ríos,
de las ciudades insomnes, la de los olvidados…
Y la de los árboles que no ignoran el invierno.

Y cómo comprender el triste cansancio
de esos solitarios fuera de la multitud,
si pretenden amar porque están solos,
y sólo tratan de olvidar esa necesidad
que no ha calmado ningún hondo abrazo.

Amor que no te salve, habrá de destruirte.
Amor que te destruya, habrá de serte ajeno.