6 ago 2009

Rutina de la soledad

Sería extraño enamorarse hoy.
Hoy, precisamente,
que no he podido juzgar aún
la mácula secreta de mis actos últimos.
Hoy que es otro día y, sin embargo,
es el único día en que algo importa.
¿Cómo enamorarse mientras tanto?
Una cosa es augurar la noche,
contemplar una estrella y afirmar
lo que uno sabe desde siempre.
Otra muy distinta es empezar
un día cualquiera a ser tú mismo,
y llorar por los versos y las tardes
que uno, desde ayer o desde siempre,
acaso sabe irremediablemente suyas.
Y sería extraño enamorarse hoy,
aunque la soledad de hoy sea la misma.
Porque el amor, de tarde en tarde,
es distinto de su sombra y de la sangre.
Y hoy su extrañeza amenaza con teñir de luz
la certeza cotidiana de otro día predecible.