28 ago 2009

Felicidad del otro

Hoy no estarás llorando de inocencia
ni nadando entre los restos fortuitos
e invisibles del naufragio.

El mundo es apenas una calle
por la que tú ya nunca pasas,
mas, si has de llorar,
recuerda que hay desastres
que son tan sólo la impotencia
de soñar con otra vida.
Y nada se ha perdido todavía…
Nada termina cuando luchas
empecinadamente
contra molinos gigantescos
que son también la realidad.

El mundo es apenas una calle,
una calle que termina donde empieza
tu alegría a perdurar como la noche.

¿Pero no ves cómo estos días
van llenándote las manos
de un fugaz tiempo irrepetible,
y también el frágil corazón,
y hasta la nada?
De tiempo que contiene aquel futuro
soñado sólo al despertar del sueño
de lo que nunca ha sucedido.

Que hoy, al oírte continuar,
ha cambiado el mundo o yo
en verdad también puedo ser otro.