31 ago 2009

En venta

Comerciar con ingenua poesía
o, por qué no, con una muerte genuina…

Apostar también el blando corazón,
ese juguete tantas veces humillado,
de alegres perdedores insensibles.

Vender al enemigo tu última verdad,
sin el consentimiento previo de los inocentes
que tanto han avergonzado al mundo.

Pagar con inhumana sonrisa
todo lo que pueda valer un alma,
que por mucho que sea,
siempre será poco.

Dejar hacer al mundo, dejar hacer…

Y no derramar ni una lágrima.

Y no recibir ni un reproche
por parte de tus verdaderos amigos,
ni de boca de tus amantes o de tu sombra.

Pues hace ya mucho que olvidaste
que el precio prohibitivo de la libertad
son tus sueños más corrientes,
aquellos que aún no tienen
valor alguno demostrable.