31 ago 2009

Deshacer la memoria

Una simple estatua de sal
llorando de vergüenza
en medio del infierno.

Y también la desmemoria,
también la luna detenida,
y el arte de soñar, y la palabra
que no debe curarte hasta no herirte.
También un incómodo silencio
cerrándose ante las puertas de la noche.
Todo esto nos concierne. Todo esto.
Hemos mirado tantas veces
hacia lo que no quisimos fuera olvido.

Una simple estatua de sal,
terrible e indefensa,
ha llorado de vergüenza por nosotros,
que vivimos la hora más oscura
habituados a las soledades del espejo.

Y mañana olvidaremos ese cielo
que parece presagiar nuestra caída.
Y también el calor de todo invierno,
las huellas que conducen al principio,
y el dolor, las respuestas vanas, y la duda…
Hasta la senda que no debimos recorrer
como tristes favoritos del recuerdo.

Si la memoria es ese tiempo tan dudoso
que en sueños le arrebataremos a la muerte,
quizá, como simples soñadores que ya somos,
deberíamos recordar tan sólo
la vida que fue plena y cierta solamente.